jueves, marzo 27, 2008

Aprender

Entre cervezas, una compañera de trabajo me sacó una pequeña espinita que tenía clavada en el pie y que me ha provocado frío durante estos días en el corazón. Soledad llaman a ese frío. Que aunque uno no está solo del todo, parece que me encontré este fin de semana un resquicio en una de las esquinas de Cimadevilla y atravesó mis viejas Converse hasta llegar a mi desgastada piel del pie. Ya se sabe, si te dejas llevar por la alegría y el momento sin cuidarte, cuando pones los pies en el suelo aquello que te ha rozado se te clava sin remedio.

Y digo que me sacó la espinita porque con su sonrisa y su saber escuchar consiguió que se esfumara por un rato esa angustia que no paraba de sangrarme y derramarse como la lluvia que ha caído estos días en Gijón. Y me dio un regalo en forma de poema. Que comparto ahora y ocupa desde hoy un lugar fundamental en mi Espacio Habitable.

Gracias I. y gracias Borges por escribir cosas maravillosas.


Uno aprende

Después de un tiempo, uno aprende la sutil diferencia entre sostener una mano y encadenar un alma,

y uno aprende que el amor no significa acostarse y una compañía no significa seguridad, y uno empieza a aprender...

Que los besos no son contratos y los regalos no son promesas, y uno empieza a aceptar sus derrotas con la cabeza alta y los ojos abiertos, y uno aprende a construir todos sus caminos en el hoy, porque el terreno de mañana es demasiado inseguro para planes... y los futuros tienen una forma de caerse en la mitad.

Y después de un tiempo uno aprende que si es demasiado, hasta el calor del sol quema.

Así que uno planta su propio jardín y decora su propia alma, en lugar de esperar a que alguien le traiga flores.

Y uno aprende que realmente puede aguantar, que uno realmente es fuerte, que uno realmente vale, y uno aprende y aprende... y con cada día uno aprende.

Con el tiempo aprendes que estar con alguien porque te ofrece un buen futuro significa que tarde o temprano querrás volver a tu pasado.

Con el tiempo comprendes que sólo quien es capaz de amarte con tus defectos, sin pretender cambiarte, puede brindarte toda la felicidad que deseas.

Con el tiempo te das cuenta de que si estás al lado de esa persona sólo por acompañar tu soledad, irremediablemente acabarás deseando no volver a verla.

Con el tiempo entiendes que los verdaderos amigos son contados, y que el que no lucha por ellos tarde o temprano se verá rodeado sólo de amistades falsas.

Con el tiempo aprendes que las palabras dichas en un momento de ira pueden seguir lastimando a quien heriste, durante toda la vida.

Con el tiempo aprendes que disculpar cualquiera lo hace, pero perdonar es sólo de almas grandes.

Con el tiempo comprendes que si has herido a un amigo duramente, muy probablemente la amistad jamás volverá a ser igual.

Con el tiempo te das cuenta que aunque seas feliz con tus amigos, algún día llorarás por aquellos que dejaste ir.

Con el tiempo te das cuenta de que cada experiencia vivida con cada persona es irrepetible.

Con el tiempo te das cuenta de que el que humilla o desprecia a un ser humano, tarde o temprano sufrirá las mismas humillaciones o desprecios, multiplicados al cuadrado.

Con el tiempo aprendes a construir todos tus caminos en el hoy, porque el terreno del mañana es demasiado incierto para hacer planes.

Con el tiempo comprendes que apresurar las cosas o forzarlas a que pasen ocasionará que al final no sean como esperabas.

Con el tiempo te das cuenta de que en realidad lo mejor no era el futuro, sino el momento que estabas viviendo justo en ese instante.

Con el tiempo verás que aunque seas feliz con los que están a tu lado, añorarás terriblemente a los que ayer estaban contigo y ahora se han marchado.

Con el tiempo aprenderás que intentar perdonar o pedir perdón, decir que amas, decir que extrañas, decir que necesitas, decir que quieres ser amigo, ante una tumba, ya no tiene ningún sentido.

Pero desafortunadamente, sólo con el tiempo...


Jorge Luis Borges.

miércoles, marzo 05, 2008

mi polico azul



Vino a mí. Porque el vino a mí aunque hiciera muchos kilómetros para recogerlo. Fue un mes de marzo. No muy lluvioso, reseco pero apetecible estaba el tiempo.... Iba con bufanda nueva porque hacía frío y cogí por última vez ese maldito alsa que me traía de madrugada a Pamplona. Pero esta vez era viernes por la mañana. El viernes 2 de marzo de 2007 vino a mí y mi vida cambió.
Es azul, un azul cambiante según le dé el sol. Cumplió 23.4000 kilómetros (Conoce Gijón, Pamplona, Oviedo, Avilés, Palencia, León, Ponferrada, Valladolid, Santander, Bilbao, San Sebastián, Burgos, Logroño, Vitoria, Las Landas, Estella, Zudaire, Javier....) Ya tiene algún roce (que para eso fui 'lelo') y ha vivido grandes cosas conmigo: Mi primer viaje de noche con la ilusión de llegar a mi casa, la noticia del nacimiento de mi sobrino, mi viaje a Estambul, la triste despedida de Ana, la playa, los viajes a Francia, las castañas....
Ha cumplido un añito y ha hecho el mismo viaje iniciático: Javier. Fue una promesa que me hice a mi mismo. Ya que tienes suerte y cae en fin de semana llévalo al Santo para que le bendiga, haz la 'javierada' con él... Con él y con su 'hormiga atómica asentidora' que sonríe y me da ánimos cuando el viaje se hace tedioso.
Felicidades Polico azul!