martes, noviembre 30, 2010

Un año


Hoy viajan dos personas a las que quiero. Lo hacen lejos. Durante un año. Como las bellas historias, su viaje tiene un inicio feliz. Una promesa, una mirada... aviones... y ¡A viajar!

"Aquel día, en aquel avión, después de enamorarnos de Marruecos, los dos nos miramos y reconocimos que esos comentarios que de vez en cuando hacíamos sobre viajes increíbles eran reales. “Entonces… ¿Lo hacemos? ¿Damos la vuelta al mundo?”. Recuerdo perfectamente esa sensación de vértigo, como un apretón de manos mental y una promesa confirmada. Y dos sonrisas enormes."

Así lo explican en su blog que a partir de hoy será una cita diaria para saber de ellos, para esperar sus noticias como si mirase a por la ventana a la espera de la llegada de alguien impaciente.

Dar la vuelta al mundo. Cada vez que se lo cuento a cualquiera tiene la misma reacción: Mirada de incredulidad, de menudos amigos locos... En las frases que dicen esos cualquieras hay en cierto modo envidia, desazón por no dar el paso.. Yo sé que no sería capaz. No me engaño. Y por eso entre cafés, prisas, fríos, kilómetros y maquetas yo me siento orgulloso por ser su amigo. Por tener gente cerca capaz de hacer esas locuras bellas que dan sentido a la vida. Por eso sé que les va a ir bien. Porque esa mirada que estos días tanta paz y ánimos me han dado se merecen lo mejor y sé que lo van a encontrar. Y dentro de un año nos veremos y nos reiremos con sus historias entre cafés, cervezas y Ricard!!!

A. D. Sed felices. Os cuido Logroño.

martes, noviembre 23, 2010

Una estatua

Desde arriba mira a un horizonte en el que no hay nada más que tejados, antenas, nubes, sol, azul, estrellas y alguna hoja que vuela en otoño. Esta verde y y gris. Siempre la vi así, por eso no me sorprende. Las tardes de sábado cuando iba de la mano con mis padres siempre la miraba y ella no lo hacía. "Es porque espera a que algún día la inauguremos... ese día te mirará". Esa era la respuesta más recurrente. Más de cien años de espera con una anécdota como carta de presentación. Esa es la mejor definición de la Estatua de los Fueros de Pamplona en pleno Paseo Sarasate (Valencia para los pamplonicas... y eso es otra historia de esta ciudad).

Y como Pelayo en Gijón, la Cibeles en Madrid, Colón en Barcelona, Don Diego López de Haro en Bilbao o Espartero en Logroño... ahí está viendo pasar el tiempo. Ahora la van a restaurar. El Diario de Navarra publica estas maravillosas fotos para que podamos ver sus ojos, sus arrugas antes de que empiece el proceso... Sigue ahí, altiva y sonriente en verano con la tómbola dando premios e ilusión. Fría y amigable en el otoño, empapándose de lluvia y del olor de las brasas del castañero de la Calle Comedias. Silenciosa y misteriosa en invierno, cuando la nieve rellena su corona y sólo se oye el leve sonido de las campanas de las iglesias. Viva y locuaz en primavera, cuando las flores rojas y blancas inundan los jardines del paseo y los jóvenes pamplonicas se sientan en sus escaleras esperándose unos a otros con miles de cosas que contarse y vivir en los recovecos del Casco Viejo.

De pequeño yo la miraba con orgullo. Como algo inalcanzable. Su cabeza coronada siempre en la misma posición. Ese brazo con un papel en piedra enigmático con un 1903 claro y preciso. Cadenas caían de su mano y pensaba que se cansaría de estar sujetándolas. Cambiaría de posición. Pero no. Ahí estaba todos los días, esperando una inauguración que nunca llegaba. Que nunca llegará. Porque los navarros la construyeron para defender su historia y esa peculiaridad la hace especial: Una estatua sin presentación en sociedad.
Ahora, en unos meses volverá a lucir guapa. Y pensará que va a llegar la hora de que alguien le deje cortar un lazo de un manotazo con sus cadenas. Y se dará cuenta de que eso no va a ocurrir y volverá entonces a mirar al horizonte sin fijarse en nosotros. Altiva. Pensativa. Con algo de dolor. Esperando. Esperando...

viernes, noviembre 19, 2010

Tranqulidad y bengalas


La vida son chispazos. De alegría, de tristeza, de deseos, de sueños. Ya me lo dijo mi amiga 'T' una mañana entre vinos esta semana. "David, la vida son como chisporroteos de esos como los de las bengalas". Y tenía razón. Todo va rápido, suavemente rápido y nos sorprende. Lo que parecía imposible, surge con una llama luminosa. Lo admiramos con los ojos bien abiertos y poco a poco se va esfumando para quedarse como realidad en nuestro interior. Lentamente.

'T' también me dijo entre sonrisas que me notaba con otra mirada. Y yo me ruboricé. "Has recuperado algo de esas chispas graciosas que salían de tus ojos cuando te reías por cualquier tontería. Vuelves a ser el de antes". Y no sé... puede ser cierto. Porque me encuentro tranquilo. Voy poco a poco. Me ilusionan las bengalas de nuevo como antes, me río ante el frío y pongo buena cara a los problemas. Si alguien me dice algo malo, procuro no interiorizarlo más de la cuenta. Si vienen lluvias, pongo el parabrisas o abro el paraguas. Si viene día despejado, hago caso a Algora y pongo 'mi mente al sol'...

Las bengalas han vuelto a mí. Y que no se vayan. Nunca más.

domingo, noviembre 07, 2010

Como hojas...



Hoy es domingo por la tarde. En la calle llueve y huele a castañas asadas... es normal... estamos en noviembre, en otoño. Y hace viento. Un poco. Los árboles van dejando el suelo perdido de hojas. Amarillas, rojas, marrones... combinadas con las aceras blancas o negras queda muy bonito.
En La Taconera, uno de los parques más bonitos de Pamplona, un par de niños juegan por los jardines y le han pegado un par de patadas a un montón de hojas que el barrendero ayer debió haber dejado preparado para recogerlas esta noche. Y las hojas vuelan. El viento las lleva lejos. Diez metros. Cien metros. Lejos de mí. Mil metros. Lejos...
Miro hacia el cielo. Veo como vuelan. Algunas lejos, otras se quedan en seguida en el suelo. Y en mi cabeza empieza a sonar el rasguido de la guitarra y el repiqueteo leve de los tambores de una canción de Love of Lesbian. Meto las manos en mis bolsillos y pienso en ella...
"Ahora me escondo y te observo y te puedo decir..
yo mataré monstruos por ti
sólo tienes que avisar..."
Me fijo en una de las hojas. Discreta cae junto a mis pies. A mí, que siempre me ha gustado coger hojas y meterlas entre los libros, dudo esta vez si guardarla. Es demasiado grande y está muy seca. Se rompería. No es buena idea.
"Hoy lo he vuelto a notar..
Cada nube es un plan...
Se transforma al viajar...
Y no me pesa y se va...
Somos nubes no más..."
No es buena idea porque además ha volado hasta mis pies. Buscando un plan. Buscando su sitio. Y no sé si un libro de segunda mano es su lugar. Si busca desintegrarse para alimentar al campo, si busca ser pisoteada, si quiere volar... volar...
"Como hojas que danzan al viento así
nos elevará el tiempo y nos hará rodar y rodar y rodar y rodar..."
Esta tarde me siento como una hoja que quiere rodar y volar buscando nuevos planes, nuevos proyectos y nuevas ideas. Que unos niños me lancen como las hojas al cielo.

"nunca hay final, no hay final, no hay final no es verdad..."

sábado, octubre 30, 2010

Cruz de Olvido



No es una canción triste. Aunque lo parezca. No va a ser un post triste. Aunque lo presienta.

Hace siete años, en un frío octubre de 2003 compré un disco de Chavela Vargas, la mexicana que mejor canta del mundo. Andaba yo revuelto. Lluvioso, mudo y esta canción llegó en ese CD como una promesa.

"La barca en que me iré, lleva una cruz de olvido".
Pintaba en las tediosas reuniones garabatos con forma de barca con una o dos líneas en forma de cruz. Y soñaba que huía de lo que me estaba ocurriendo. Y me prometía que el día que abandonara ese lugar, sería la canción que iba a sonar lentamente mientras veía pasar los árboles, los coches, el mar...

"Lleva una cruz de amor y en esa cruz sin ti me moriré de hastío".
Y el disco fue guardado como oro en un cajón lejos de mi vista para no acordarme, para no ponerlo y romper la promesa que me había hecho. La de veces que estuve tentado a sacarlo de su caja y darle al play para disfrutar de la voz de Chavela. Pero no. Esta iba a ser la canción que iba a sonar lentamente mientras viera pasar los arboles, los coches, el mar y los recuerdos de lo que dejaba atrás.

"Con el atardecer, me iré de ti, me iré sin ti
me alejaré de ti, con un dolor dentro de mí
te juro corazón, que no es falta de amor, pero es mejor así
un día comprenderás, que lo hice por tu bien,
que todo fue por ti.

La barca en que me iré, lleva una cruz de olvido
lleva una cruz de amor y en esa cruz sin ti
me moriré de hastío.

Culpable no he de ser, de que por mí puedas llorar

mejor será partir, prefiero así, que hacerte mal
yo sé que sufriré, mi nave cruzará un mar de soledad
adiós adiós mi amor, recuerda que te amé, que siempre te amaré"

Hoy llovía en Gijón a las dos de la tarde. No era un día feliz como soñé aquel mes de octubre. Pero había que cumplir la promesa. Montado en la furgoneta, los cascos puestos, la mirada fija en los coches, en los árboles, en el mar...

viernes, octubre 22, 2010

Cuevas del Mar



En Llanes hay un lugar que tiene un pedacito de mí. Se llama Cuevas del Mar. Dos rocas intentan abrazarse en el horizonte más bonito que conozco, el mar Cantábrico. Me enamoré de esta playa sin conocerla. Fue hace años en una butaca de un cine de Bilbao mientras veía 'You're The One'. Sí... soy 'garcisista' qué le voy a hacer...
Esa playa donde paseaba Julia y la Tía Gala se me clavó en la retina y desde aquel momento fue uno de los lugares que siempre quise conocer cuando vine a vivir a Asturias. No sabía dónde estaba, cuál era el nombre del lugar... no tenía coche... era complicado. Hasta que la encontré una tarde de otoño y desde aquel día dejé algo de mi en su arena y sus rocas.

Cuando estoy triste, cuando me entra la nostalgia, siempre recurro a este lugar. Con mis pensamientos, con el coche... cojo una piedra, la pongo frente al mar me siento y hago caso a los consejos de la Tía Gala:
"La vida no es tan difícil de llevar
Hay que dormir a la hora de dormir,
hay que comer y beber a la hora de comer y de beber,
hay que pasear cuando hay que pasear,
mirar la mar y el cielo cuando hay que mirarlos
y hacerlo todo como cuando se es joven"

lunes, octubre 18, 2010

Construir



Construir. El futuro, las ilusiones, las amistades, los edificios, las casas, las habitaciones... ¡Qué bonito es construir! Hace un par de años descubrí esta canción de Yael Naim. Fue en un viaje a Francia. Sonaba en la radio y cuando llegué a casa la casualidad dio que uno de mis programas favoritos 'Taratatá' de TV5 (ese canal de la televisión francesa que veía a veces para sentir que sabía algo de francés) apareciera la muchacha y lo cantara alegre con un grupo divertido con miles de instrumentos. Construían una canción, construían algo.

Ando estos días de mudanzas, de cambios, de cajas... la espera empieza a dar sus frutos. Y la casualidad hizo que ayer volviera a mí este vídeo de Yael Naim. Paredes blancas, cuadros, luces... y una banda sonora en la cabeza... Es ahora como me siento cada vez que entro en mi casa. En mi cabecita suenan los primeros acordes de esta canción y la lleno de cajas llenas de futuro, de ilusiones, amistades y felicidad.

miércoles, octubre 06, 2010

Balcones


Las casas tienen que tener balcones. Grandes o pequeños no importa. Pero tienen que tener una puerta a la calle en la que poder sentarse en los atardeceres del otoño que son los más bonitos del año, cuando la luz cae lenta, el frío se va colando suave por las rendijas de los ojos y la mano y apetece acurrucarse con una buena manta. Atardeceres de otoño con nubes naranjas que anuncian cambio de tiempo o vientos que hacen saltar las hojas rojas y amarillas.
Los arquitectos deberían construir todas las casas con balcones, lugares donde poner plantas, donde disfrutar de un buen libro, donde darse un chapuzón en una minipiscina o contemplar las pocas estrellas que te deja ver la contaminación lumínica.
Yo tengo un balcón preferido. Desde él procuro aprovechar en estas tardes de otoño los últimos rescoldos de calor y leer tranquilamente mientras el sol se va despidiendo entre los edificios y el Monte San Cristóbal. Hace unos años, una tarde de esas, sentí la mayor paz interior que recuerdo. Fue solo un momento. El cielo tenía un azul helador y el sol coloreaba de rojo las nubes bajas. Yo miré al frente y me sentí tranquilo y feliz. Desde aquel día siempre regreso en octubre a este balcón con la ilusión de volver a sentir aquello. No ha vuelto a suceder. El balcón me ha ofrecido otras cosas bonitas. Pero esa sensación jamás ha vuelto.
Terrazas, balcones, espacios abiertos... las casas tienen que tenerlos. Hay gente que se empeña en cerrarlos, en convertir el hogar en una caja hermética de cristales. Yo a esto me niego. No hay sitio más bonito de una casa que una terraza, un balcón... Grande o pequeño. Humilde o grandilocuente. Un balcón de felicidad.

viernes, septiembre 17, 2010

Sur otoñal


Lo que voy a escribir tiene algo de delito. No conozco prácticamente el sur. Mi mapa vital no ha traspasado Granada, lugar en el que estuve sólo un par de días rápidos allá por el año 2002. Madrid ha sido una barrera durante mucho tiempo. Hasta que en mi vida llegó Alburquerque y su felicidad. Pero eso queda al suroeste, Extremadura, todavía hay que "bajar" más.... Y mañana empiezo este descenso.

Me voy al Sur. Una semana: Sevilla-Cádiz-Tarifa-Granada. Cuatro destinos, dos con mar, dos con río. Los cuatro diferentes. Cuatro estampas del sur con las que corregir el delito personal.
Porque yo siempre he dicho que soy chico del norte. Muy del Cantábrico.
Hace unas semanas, un compañero de trabajo me dijo:"Es normal que tú cojas vacaciones en septiembre porque a ti no te gusta el verano, tú eres un chico de otoño, un chico de lluvia". Yo no supe bien cómo tomarlo. Pero lo cierto es que L. tenía razón en cierto modo.
Porque nací en otoño. Me gusta ver llover. Me gusta el frío más que el calor, adoro las tempestades... Pero también me gusta el sol, eso sí... cuando cae limpio en una mañana de enero con ese fresquito en la cara es más bonito.
Quizá por eso vaya al sur cuando empieza el otoño. Cuando los chiringuitos estén cerrando y en las ventanas solo haya piedras dibujadas por los turistas que marcharon. Cuando el calor no apriete y la gente no tenga cara de verano... Sur otoñal... suena bien... espero que así sea.

lunes, septiembre 13, 2010

Paisajes


Estos días de descanso ando buscando paisajes. Cotidianos, especiales, diferentes... El caso es hacer algo diferente cada día. Los busco con el coche, los busco con los pies, en los libros, en las fotos, en los recuerdos..
Por eso ando con los ojos más abiertos, los oídos afinados y el tacto limpio. Porque en cualquier sitio aparece un marco que compartir, del que aprender. Ayer, repasando las fotos de mi ordenador encontré un lugar árido al que recurro cuando quiero paz. Paz y sol. No tiene mar azul sino praderas amarillas en otoño y verdes en primavera. Es silencioso y frío en invierno e infernal y ruidoso en verano. A mi me gusta. Me ayuda a entenderme, a saber por qué a veces soy como soy.
De pequeño me daba miedo pensar en la inmensidad de esta pradera llamada 'Tierra de Campos'; 'campos de tierra' según Machado. Cuando íbamos en el coche camino del pueblo de mi padre y pasábamos por aquí, procuraba agarrarme bien al asiento para estar seguro. Me imaginaba solo en una tarde calurosa en mitad de la nada tratando de encontrar la salida. Me daba angustia... Quería llegar pronto... que desapareciera ese vacío.
Han pasado los años y ahora cada vez que vuelvo al pueblo cojo la bicicleta y me acerco a uno de los altos para contemplar esas praderas sin árboles con otro aire. Con más sabiduría, menos ingenuidad y más ganas de paz. Mismo paisaje, diferentes sensaciones.
Ahora busco estar en mitad de esa nada.

jueves, septiembre 09, 2010

Ciudad de ciudades


"Ciudad de ciudades. Pessoa, ciudadano del mundo en su pañuelo portugués, enseñaba que vivir es ser otro; que sentir hoy lo mismo que ayer no es sentir, sino recordar. La ciudad, al igual que cada uno de los ciudadanos que le dan vida, es una máquina de recordar y de olvidar. Los ciudadanos, rumbo a la muerte. Pamplona, firme en el mapa de Carlos III. Ella nos recordará"
José Miguel Irribieri



Esta mañana tomando el café mientras esperaba a que mi sobrino saliera de su tercer día de clase, leí en 'el Diario' este artículo. Ayer, 8 de septiembre, mi ciudad cumplió 587. El mismo día de la Santina, Pamplona celebraba el 'Privilegio de la Unión' en la que se conmemora el fin de las disputas de los tres burgos que conformaban la vieja ciudad: La Navarrería; origen de la ciudad con su preciosa catedral; San Cernín, el lugar de los afrancesados que gestionaban el camino de Santiago a su paso por la Calle Mayor; y el burgo de San Nicolás, con su flamante iglesia fortificación. Carlos III El Noble, los juntó y decidió que había que parar las rencillas. Y se construyó el Ayuntamiento en el lugar vacío donde los tres barrios se separaban. Y ahí sigue. En el mismo lugar... 587 gobernando la ciudad.

Bonito cumpleaños, bonito texto de Irriberi. Recordar y vivir. Sentir y vivir. Las ciudades tienen mucho que decir en esto. Desde la capital en la que me encuentro hasta en las que he visitado o me quedan por ver. A diferentes ritmos, cada ciudad guarda secretos y recuerdos de quienes la habitan para construir su historia. Nos necesita y las necesitamos para entendernos a nosotros mismos.

Cuando dejé a mis sobrino en su casa, miré desde mi coche la torre del Gallico de San Cernín. Símbolo de Pamplona, recogiendo recuerdos, recogiendo historias, quizá 588 historias que celebrar el año que viene.

lunes, junio 28, 2010

Esperas


Ando estos días algo despejado. Pasé un bache pequeño a principios de mes pero el camino vuelve a ser recto: Ahora sale el sol. Sonrío por las mañanas. Me calzo las zapatillas para hacer deporte. Leo libros en la terraza. Conecto el Ipod. Como manzanas. Piso la arena y estreno menorquinas. Llamo a mis amigos por teléfono y hago mermelada de cerezas.
Y sé esperar.
Que es lo más importante ahora mismo. Esperar. Esperar...
Esperar a que llegue julio con sus derroches de felicidad. Sus noches veraniegas con olor a mar. Sus fiestas. Sus viajes y la tranquilidad de saber que mañana será un día diferente.
Ya lo decía el calendario de la cocina de mi casa. Ese que coloca mi padre cada año encima de los trapos y las cucharas de palo que usa mi madre. El almanaque que de pequeño me empeñaba en arrancar sus hojas mientras desayunaba galletas. Mi madre me reñía, pero a mí me gustaba ver los números correr rápido. Y aprendí a arrancarlas despacio para guardar las octavillas que luego leía mi padre por las noches.
Ese calendario, mientras desayunaba el viernes 18 volvió a mí para darme una lección. Entre santos y predicciones erróneas del tiempo decía: "Sólo el que espera vive" Unamuno.

Pues eso. Esperar. Vivir. Esperar. Y proyectar en la espera sabiendo que la espera también hay que vivirla.

viernes, junio 18, 2010

Felicidades

Hoy vas a cumplir tres añitos y te quedan tantas cosas por ver.... Ya no eres esa cosita frágil que se apresuraba a salir antes de tiempo. Que nos tuvo a todos en vilo durante semanas. Ahora eres un niño sonriente que pasea su felicidad allá por donde va. Que grita y corre. Habla y corre. Piensa y corre. Besa y corre. Da la mano y corre... y nosotros detrás.... corriendo.

¿Qué sería de nosotros sin ti? Como cada ser que pasa en la vida de uno, ocupas un lugar fundamental. Necesario para explicar el camino que nos toca. Eso nunca lo olvides. Ahora quizá no te des cuenta. Es más, seguro que ni sabes que alguien está usando un ordenador (eso que para ti es la ventana para ver a Bob Esponja, Rayo McQueen o Pocoyó) para hablar contigo y contarte un par de cosas: Que tu eres importante. Que llegaste para abrirnos caminos de felicidad a todos los que te rodeamos y recuperar viejas promesas, viejos sueños y nuevas esperanzas. Pusiste una sonrisa en nuestras vidas.

Hace tres años, a eso de las tres de la tarde recibí un mensaje con tu cara en móvil mientras comía en un acto en Avilés. Tu primera foto. Hablaba en el estrado uno de mis jefes y yo, sentado en mi mesa empecé a sonreír abiertamente. Una de las personas que más me ha enseñado a sobrevivir en la distancia se dio cuenta y me dijo: "¿Ha nacido ya?", yo le conteste con un si sin palabras. Mi cara iluminada lo decía todo. Y ya no pude probar bocado. Sólo miraba mi móvil.
No me pude quitar esa foto tuya de la cabeza en toda la semana. Aprovechaba cualquier momento para mirar de nuevo esos ojitos cerrados y creerme que eras real. Y pensaba: '¿Qué estará pasando por esa cabecita tan inocente?'
Imaginaba tus neuronas trabajando rápidamente descubriendo todo lo que rodeaba, emocionándose con un color, un sonido, un olor.... llegando al mundo y transformándolo para que todos los que te rodeamos lo sintamos como más habitable. Más humano.

Felicidades Julen. Tu tío te quiere.

lunes, junio 14, 2010

'Voy a hacerte recordar'

Los recuerdos. Vienen, van... te lastiman, te ayudan... En mis lecturas de primavera los recuerdos han estado presentes. Como siempre. Y en mis canciones de temporada también, ¡Cómo no!... Esta canción me tiene enganchado desde que la escuché.



"Voy a hacerte recordar
lo que no quieres ser
lo que eres sin querer
lo que ya no podrás hacer.

Voy a hacerte recordar
lo que ya no será
lo que ya no tendrás
lo que ya no podrás tener

Dormir bajo un cielo, estrellado y sincero
regalarte el mundo entero
ser el único el primero.

Voy a hacerte recordar
que no eres de verdad
que no eres nadie ya
que ya nunca nadie serás

Voy a hacerte recordar
lo que ya no será
lo que ya no tendrás
lo que ya no podrás tener

Dormir bajo un cielo, estrellado y sincero
regalarte el mundo entero
ser el único el primero
el centro del universo
el corazón y el cerebro
ser la magia
ser el mundo entero."


Los recuerdos... esas pequeñas espinas que nos acompañan y de vez en cuando se clavan en nuestros pies para avisarnos de qué es lo que queremos ser, qué es lo que somos... Están siempre ahí. En forma de dolor, en forma de alegría...

La versión acústica de la Habitación Roja es preciosa. Ya tengo ganas de verlos en Alburquerque!!!

domingo, junio 13, 2010

'La lloca'




Hay en Gijón una estatua a la que tengo especial cariño. Es verde, arrugada y mira al horizonte. Mira al mar. Está sola, pero a la vez siempre acompañada. Por viandantes, por el sonido del mar o en el recuerdo de los que la vimos alguna vez. La llaman 'Lloca', 'La lloca del Rinconín': 'Lloca' porque mira al mar con su mano alzada recordando a los que se fueron con la esperanza de volver; y 'Rinconín' porque se encuentra en el paseo más bonito de la ciudad.

La primera vez que la vi fue en una foto. Tenía un pie dañado por la salitre y en el trabajo explicabamos el proceso de restauración. Y ya me cautivó. La de veces que he ido a verla con mi bicicleta para mirar junto a ella el horizonte. Y me relajaba mucho, me hacía sentirme pequeño en la inmensidad del mar.

Pero el domingo pasado mi visita fue especial. Hacía un sol esplendido y estrenaba Ipod y chaqueta. Sonaba algo alegre en mis cascos y el sol brillaba en Gijón. Cuando dejé la bicicleta y me dispuse a sentarme frente a los acantilados, un padre con un hijo se acercaron a pedirme que les hiciera una foto. Como no quería hacerles un contraluz, les dije que se movieran para sacar además así la mejor vista de Gijón. Pero ellos no querían. Querían una foto en la que la mirada de la 'Lloca' fuera la protagonista. Se la iban a enviar a su mujer que estaba en Afganistán. Querían que ella viera que tanto ellos, como la 'Lloca' se acordaban de su sonrisa. Yo no sé si me tomaban el pelo, porque parecía demasiado poético y casual para que me ocurriera a mí. Insistí que si querían que se viera la cara había que moverse. Pero no cedieron. Así que yo les hice la foto a contraluz. Los dos con una sonrisa. El papá agarrando al niño de la mano que no movía ni una pestaña: "¡Un, dos, tres... patata!"
Y claro la cara de la estatua no se reflejó. Le hizo sombra el sol radiante. Y yo les enseñé para que vieran que era mejor repetirla. Pero no quiseron. Ya tenían lo que querían. Su foto con la estatua favorita de su mujer. Un 'Lloca' que no se la veía triste y quise pensar que así la mujer cuando recibiera en su correo la foto imaginaría que los tres sonreían para hacerle más feliz la lejanía.

lunes, mayo 31, 2010

Peces, árboles...



Hace un par de semanas terminé de leer uno de los libros de la temporada. Al menos para mí. Lo firma Kirmen Uribe y se llama 'Bilbao-New York- Bilbao'... con ese título se podría decir que tenía el éxito asegurado en un chico como yo... Pero el flechazo fue superior. Quizá porque me lo leí de una tacada en Valencia al sol primaveral del mediterráneo, porque habla de seres humanos con historias que vivir, que contar...

'Di tus cosas más íntimas, dilas, es lo único que importa. No te avergüences, las públicas están en los periódicos' (Elías Canetti).

Esta es la dedicatoria del libro. El primer impacto. El segundo, los primeros párrafos:

'Los peces y los árboles se parecen.
Se parecen en los anillos. Si hiciéramos un corte horizontal a un árbol veríamos sus anillos en el tronco. Un anillo por cada año transcurrido, es así como se sabe la edad del árbol. Los peces también tienen anillos pero en las escamas. Y al igual que sucede con los árboles, gracias a ellos sabemos cuántos años tiene el animal.
Los peces nunca dejan de crecer. Nosotros no, nosotros menguamos a partir de la madurez. Nuestro crecimiento se detiene, y los huesos comienzan a juntarse. El cuerpo se encoge. Los peces sin embargo, crecen hasta que se mueren. Más rápido cuando son jóvenes y, a partir de cierta edad, más lentamente, pero sin dejar nunca de crecer. Y por eso tienen anillos en las escamas.
El anillo de los peces lo crea el invierno. El invierno es el tiempo durante el cual el pez come menos, y el hambre deja una marca oscura en sus escamas porque su crecimiento es menor durante esta época. Al contrario que en verano. Cuando los peces no pasan hambre, no queda ningún rastro en sus escamas.
El anillo de los peces es microscópico, no se ve a primera vista, pero ahí está. Como si fuera una herida. Una herida que no ha cerrado bien.
Y como los anillos de los peces, los momentos más difíciles van marcando nuestras vidas, hasta convertirse en medida de nuestro tiempo. Los días felices, al contrario, pasan deprisa, demasiado deprisa, y enseguida se desvanecen.
Lo que para los peces es el invierno, para las personas es la pérdida. Las pérdidas delimitan nuestro tiempo final de una relación, la muerte de un ser querido.
Cada pérdida es un anillo oscuro en nuestro interior."

Todas nuestras vidas tienen muchos anillos: el de compromiso, los círculos vitales que nos fabricamos, el eterno retorno.... y nos marcan a fuego lento en nuestro interior. Y Kirmen Uribe cuenta en esta preciosa novela los anillos de su familia. Los buenos y los malos.

sábado, mayo 08, 2010

Puertas entreabiertas



Hay veces que las puertas es mejor dejarlas entreabiertas. Pese a la corriente o a que pueda entrar constantemente el ruido del otro lado. Es mejor dejarlas así porque sabes que existen, que están ahí. Y lo que hay detrás no lo olvidas. Si lo que ocultan te hace feliz, la luz que entra por aquella rendija siempre te acompaña. Y si te entristece lo que tapa la madera con bisagras, el dejar una pequeña abertura te hace ser consciente de ello. Y refuerza tus defensas.
Nunca cierres del todo las puertas porque nunca estás seguro de que las vas a mantener así. Cerradas. Eso es imposible saberlo. Y si alguna vez las reabres, el golpe puede ser muy duro. La rendija que abres suelta todo de golpe y duele. Duele mucho si no te has defendido durante tiempo con su presencia.
Esta mañana yo abrí una puerta que cerré en noviembre. Durante un rato mi estómago se encogió, me tembló el cuello y me picaron los ojos como en los viejos tiempos. Por un rato, eso sí. Que el destino me procuró rápido una salida de escape con una sonrisa. Por eso me arrepiento de haber pensado que las puertas es mejor dejarlas cerradas de todo. Porque sentí dolor y tristeza. Volvieron viejos fantasmas.
Y cuando me recuperé del golpe me prometí no volver a cerrar del todo las cosas porque las cosas vuelven cuando menos lo esperas. Por eso es mejor tener defensas, saber qué hay detrás de cada puerta que abrimos y cerramos.

sábado, mayo 01, 2010

Reencuentros


Todos en la vida tratamos de llevar un camino recto. En línea decidida hacia no sabemos dónde. Buscamos la dirección que une dos puntos de la manera más directa. ¡Rápido, rápido, sin mirar atrás! Como en los arcenes y separaciones de las carreteras por las que circulamos con nuestros coches: un dibujo recto sin recovecos.
Pero resulta que las carreteras tienen curvas, altibajos, las líneas se rompen, se separan y se vuelven a unir... Y la vida también sigue el mismo destino. Nuestro camino recto se tuerce, se desvía... retrocede, marcha entre pausas... y vuelve hacía atrás.
Este fin de semana tres amigas se encontraron en Pamplona tras años sin verse. Había nervios, risas, miradas perdidas.... felicidad. El sol calentaba la ciudad en la Plaza del Castillo y la ciudad mostraba una de sus caras más bellas desde el balcón del Orfeón Pamplonés. La que vivía en Pamplona las recibió con un abrazo intenso. Y el tiempo se paró un momento para correr hacia atrás... Quince años atrás.
Las palabras brotaban a borbotones, los gestos eran nerviosos y las risas salían con extremada naturalidad. Todo iba rápido en un escenario nuevo. Hablaban y se miraban recordando todo lo que habían vivido. Pasaban entre sus manos fotos de hijos, de lugares. Se contaban entre cervezas y vinos proyectos; y construían juntas el recuerdo de todo lo que habían vivido en su camino recto.
Su carretera vital esa mañana giró bruscamente y miró hacía atrás. Retrocedió en el tiempo y les hizo entenderse mejor, comprender por qué son cómo son. Durante unas horas su camino recto se torció amablemente y el mío sin formar parte de su historia también lo hizo. Parecía como si hubiese vivido sus "encerronas" en bares de Pamplona, los míticos platos de pasta de los domingos, las máquinas de escribir bajadas a la Universidad o las excursiones en el viejo coche de una ellas.
Me hicieron aprender lo importante que puede ser conservar aquello que quieres y que muchas veces el camino recto que queremos seguir nos obliga a abandonar. Que la vida es una curva constante y que los destinos rectos no existen. O si existen son demasiado aburridos. Que hay que recordar, sin nostalgia, eso sí. Hay que recordar para no olvidar cómo es realmente uno, para entenderse y entender todo lo que nos rodea.
Porque el tiempo gira, no es recto por mucho que nos empeñemos. Y como las estaciones o los días, todo lo bello vuelve de manera diferente como ese sol de primavera en la Plaza del Castillo.

martes, abril 20, 2010

Entrada de artistas 2



"¿Dónde estabas en el 86, cuando no sabía nada de ti?"

Pues rememorar ese año ahora me parece complicado. Quizá a estas horas estaría corriendo o jugando al guá con mi canica brillante. Pero por si acaso ellos me recuerdan algo que pasó: "Argentina 3-Alemania 2, y esto va a acabar así". Y me sale una sonrisa.

"¿Dónde estabas en el 82, cuando Italia conseguía su fin?"
Ahí ya sí que me pillan. Era muy pequeño yo para eso... si casi ni me acuerdo de las tardes de sábado con naranjito... Y por eso hacen memoria por mí: "Un verano más, llego a la final pero no paso de ahí". Y vuelvo a sonreír...

¿Quiénes son? Pues sí. Son Tachenko. Esos que tanto me gustan.

De su música ya he hablado mucho. Incluso en este Espacio Habitable tienen una de las mejores habitaciones con luz de toda mi vida. Mucha luz. Que no les falte. Pero 'Do' me pidió que le contara cómo fue el concierto (octavo visto por el mendas) que dieron en Gijón el domingo pasado. Y se me hace complicado explicarlo sin curvar los labios con gesto alegre. Se me aturullan las palabras porque lo tuvo todo.

Empezaron semipuntuales. Había mucho público en el Savoy. Subieron al escenario y el tiempo voló. Lo primero fue un apoteósico inicio con 'compañeros del metal' donde sentí por venas la intensidad del potente final a la perfección; Después tocaron grandes canciones del nuevo disco entre broma y broma: "Hemos comprado un teclado que suena como el de la Cabra... y nos jode porque es muy caro... pero en fin..si es que suena igual! (y venga a tocar musiquita tipo cabra...)." Sorprendieron con una versión de Nacho Vegas memorable. El gijonés andaba por ahí en la última fila viendo como los maños le dedicaban unos piropos alegres y después se fue de cañas con ellos además de los Manta Ray, las chicas de Nosotrash y algún que otro indie más de la ciudad norteña... Dejaron al público boquiabierto con un 'vámonos' digno de hacerles caso y huir a dónde nos digan; y no faltó una magnifica interpretación de 'Escapatoria'.... en fin... buen sonido y felicidad...Y sí... no faltó 'Amable' y 'Rayos y Centellas' (en su nueva versión 'Rayas y centollos' según Edu)

Pero lo mejor fue ese 'morderkay' que nunca había sonado. Sebas se acercó al teclado y Sergio Vinadé anunció una canción que fue tan especial que hasta ellos se dieron cuenta: "No la tocamos mucho, y queremos recuperar viejos temas." Ahí me clavaron en el suelo porque esta canción es demasiado importante para el mendas.... demasiado.


Y bueno 'Do' lo demás te lo cuento entre vinos y vermuth. Escuchándolos o imaginándolos. Que aunque tú me digas que a todo el mundo no tiene por qué gustarle Tachenko yo a eso me resisto... porque Tachenko es mucho Tachenko y como bien dicen los maños: "Tachenko somos todos!".

sábado, abril 17, 2010

Palabras y sentimientos

Hace unos años robé un libro. En el Instituto. Y sé que hice mal, pero también se que mi profesor de literatura hubiera sido feliz si lo hubiera sabido. Porque robé un ejemplar de los quince que tenía para dar clase y explicar 'La Regenta', la gran novela de Clarín. Y no lo hice para quemarlo ni para presumir. Es más. Nadie lo sabía hasta ahora. La he guardad a buen recaudo sin que nadie se diera cuenta. Lo hice porque quería leerlo y acababa el curso. Y no me daba tiempo. Y me gustaba aquella edición gorda de Austral, amarilla con una portada de puntitos sencilla. Sé que mi profe de literatura se hubiera sentido orgulloso porque gracias a él me entró el gusanillo por este libro y fui capaz de llevármelo en la mochila a hurtadillas del Seminario de literatura y guardarlo como un gran recuerdo de Irubide.

Me prometí 50.000 veces empezarlo. Sobre todo en verano, en la piscina. Pero siempre había excusa. Incluso lo empecé un par de veces pero lo dejaba a las veinte primeras hojas. La edición es bonita, pero la letra era muy pequeña y me cansaba rápido.

Pero este marzo me lo propuse con firmeza y aquí estoy. Se cumplen 125 años de su escritura y me dije... "ahora o nunca... Estás en Asturias... 'La Regenta' de Irubide te llama....". Hoy lo he terminado y me ha seguido impactando el final tal y como lo recuerdo. Porque la historia me la sabía de pé a pá. Los amoríos de Ana Ozores con Mesía, la sotana del Magistral, la insigne catedral de Vetusta... esa Oviedo que dormía la siesta....

Y entre las páginas del libro me encontré una frase escrita de algún otro alumno:
"Antes tenía las palabras y me faltaba el sentimiento". No aparece esa frase en la novela. Lo puedo asegurar porque estuve buscándola por si acaso.

¿Casualidad? Puede... cuando lo vi me salió una sonrisa y me imaginé al jovenzuelo que se le ocurrió manchar este libro robado antes de que viajara conmigo. ¿Una declaración de amor? ¿Una reflexión? No lo sé... habrá que imaginar. Lo que si sé es que esas dos cosas son fundamentales para vivir. Palabras y sentimientos. Por lo menos para mí.
¡Qué suerte tener libros que además de historias te cuenten cosas de quienes los han leído! Por eso me gustan los libros de segunda mano...

domingo, marzo 28, 2010

Fresas y nata


Uno de los síntomas de la primavera, además del calorcillo que poco a poco se cuela por las rendijas de mi piel es la llegada de las fresas. Ayer, cuando fui a hacer la compra semanal me topé en la frutería con el olor inconfundible de ese fruto rojo. Yo pedía tomates, pero el cerebro me decía -y fresas...-, compre dos kilos de naranjas, una berenjena -pero no te olvides de esas maravillosas fresas...-, elegí cuatro plátanos, un par de kiwis y claro, al final hice caso a mi cerebro y compré 200 gramos de fresas.

Y nata. Que luego las tomaré con zumo, con leche o solas. Hay muchos días para comprar más fresas en la frutería. La primera vez del año siempre tienen que ser con nata. Fresas con nata. Mezclar el dulce sabor blanco con la acidez perfecta de la fresa recién llegada. Puse un plátano también, para contrarrestar sabores. Y ahora están en mi estómago celebrando que la primavera cumple sus ritos y sus tradiciones y que ellas no me abandonan tampoco en el camino hacia los días felices.

jueves, marzo 25, 2010

Estrellas

"Julen hoy ha descubierto las estrellas, me ha hecho salir a la calle 4 veces antes de ir a dormir". Así me resumía mi cuñado el martes el descubrimiento de un niño de dos años y medio, de una de las cosas más maravillosas que hay en el mundo: Las estrellas.Siempre me ha gustado mirar al cielo. Ver esos puntitos de luz y trazar con mi mente las diferentes constelaciones. Busqué libros, compré mapas estelares, analicé historias mitológicas y siempre me sentía pequeñito, como lo es Julen ahora. Pequeño en un mundo negro y hermoso que se dejaba ver cada noche de diferente manera. Que un día podías ver a Casiopea coquetear con Perseo cerca del suelo y a los meses surcar las alturas montados en Pegaso escapando de sus enemigos...

Recuerdo la primera vez que fui consciente de una estrella fugaz. Fue camino de vuelta a casa un mes de agosto cuando anunciaban una lluvia de estrellas como nunca había sucedido y nunca llegó a suceder. (Me quedé casi dormido en balcón de mi casa con un colacao y una manta intentando presenciarlo pese a las otras luces de la noche, las farolas). Desde ese día me enamoré del firmamento y me prometí que algún día tendría un telescopio. Pasan los años y por un motivo u otro, ese sueño siempre queda en el cajón de las cosas prometidas....

Pero hoy va a cambiar. Julen me ha dado la pista. Me ha recordado el sueño y voy a cumplirlo. En breve nos iremos al monte a ver las estrellas y le contaré las historias que a su tío le hicieron soñar e imaginar lo pequeño que es uno.

Esta mañana mi cuñado me comentaba lo siguiente: "Nada más levantarse ya quería ver "estella, estella", ha habido que explicarle que sólo se ven por la noche, como esta noche esté nublado podemos tener jaleo...."

No te preocupes Julen, las estrellas siempre están con nosotros. Yo te voy a enseñar a quererlas.

viernes, marzo 19, 2010

Al sol.



Ya llega el sol. Llevo un par de semanas con esta canción guardada en el cajón de mi mesita para soltarla hoy a los siete mares. Por eso me la pienso poner mirando al mar desde el elogio del Horizonte y cantársela con mis ojos al agua y al infinito.

Es algo que siempre quise hacer. Celebrar la llegada de la primavera. Porque la primavera ha llegado después de un duro invierno en todos los sentidos. Y aunque el frío nunca me abandona (para eso soy un hombre enamorado de la nieve), necesito ver algo más de sol, recuperar los olores de la primavera, los verdes de los árboles y los paseos tranquilos.

Ya llega la primavera. Y los Beatles hicieron esta maravilla intima y sencilla. ¿Quién no sonríe con sus primeros acordes?... Creo que nadie se puede resistir y decirse a sí mismo como ellos con una voz adulta, añorable y resguardada: "Todo está bien."

lunes, marzo 01, 2010

Papeles y recetas


Esta mañana me he dado cuenta de que a veces la mejor terapia para solucionar un problema es escribir... Bueno... llevo tiempo dándome cuenta de eso... pero esta mañana lo he puesto en práctica de la manera más efectiva y rápida que recuerdo.
Porque esta mañana las nubes grises habían venido a visitarme en un día soleado. En una mesa de trabajo llena de papeles que no me decían nada y de voces que retumbaban sin cesar con sus frases grandilocuentes. Y yo miraba al frente sin ver, miraba a los lados sin observar y mis dedos cogieron un boli. Y entre los garabatos de mi bloc de notas sacaron de mi interior una receta mágica que me dio paz:


"En función de lo que te afecte lo que te digan, tu enfermedad irá ganando terreno. Suelta lastre. Suelta lastre. Arpende de lo bueno, tamiza lo malo y desecha lo dañino. Sólo así conseguirás un sonrisa tranquila y feliz.
Ellos se ríen, tu también. Ellos en su espacio exterior, tú en el tuyo interior. Que nadie se crea que es fácil hacerte daño. Construye tu muro y sigue tu camino"

Lo leí una vez escrito un par de veces. Sin darme cuenta de lo que había escrito. Y de pronto mi mirada volvió a ver los dibujos que tenía mi bloc, los calendarios con miles de planes, las palabras mil dibujadas, los tachones, los trabajos por cerrar.... y las voces dejaron de hacerme daño. Ya tenía mi receta. Mis dedos me la habían dado. La arranqué de mi bloc y la guardé en mi bolsillo del pantalón. Y ahora, la quiero compartir.

sábado, febrero 27, 2010

Vientos.

Cuando salió en la conversación el fenómeno de la ciclogénesis explosiva un amigo afirmó rotundamente: El viento trae cosas buenas y se lleva las malas. Y seguimos tomando el café dando por zanjado el tema. El viento trae cosas buenas...Con eso me quedé... Me lo guardé en mi interior. Y seguí con mi quehacer diario.
Hoy han rondado vientos fuertes por mi cabeza y por mi casa. Y cuando caminaba se colaba arenilla en los ojos. Pero no lloraba y seguía mi camino. Yo sigo, pase lo que pase.
Esta tarde, mientras veía el oleaje fuerte noté que de mi cuerpo volaba una pesada carga hacia el norte. Y se escapa por los aires. Rumbo al mar. Y me sentí más libre, más ágil y me quedé con la segunda frase de mi amigo: "adiós a las cosas malas".
Pues eso. adiós.

miércoles, febrero 24, 2010

Servilletas


"A veces pienso que el cerebro tiene envidia del corazón. Y lo maltrata y lo ridiculiza y le niega lo que anhela y lo trata como si fuera un pie o el hígado. Y en ese enfrentamiento, en esa batalla, siempre pierde el dueño de ambos.

De escrito en servilletas."

David Trueba. 'Cuatro amigos'

Las servilletas de los bares siempre han sido un mundo por descubrir. Uno se puede limpiar en ellas, las puedes arrugar para destensar tu cuerpo ante una discusión, quemarlas con un cigarrillo haciendo filigranas o puedes garabatear en ellas. Miles de dibujos, miles de ideas, miles de cosas en horas muertas de conversaciones discretas, alegres, tristes... dibujos y palabras.

Y lo peor es que muchas veces acaban en la mesa abandonadas. Y recogidas sin mucho interés por los pacientes camareros. Y dejamos ahí trozos nuestros sin darles el valor que merecen. Yo me he propuesto en mi constante "síndrome de Diógenes" no tirar ninguno de estos papelajos que garabatee a partir de ahora. Y hacer si puedo con ellos, cosas tan maravillosas como las que escribe David Trueba.

jueves, febrero 18, 2010

Direcciones



Llevo unos días repitiendo la misma dirección en mi cabeza: "Siempre hacia adelante. Siempre hacia adelante". ¿Hacía qué lugar? No importa. Hacia adelante. De momento lo importante es seguir y no perder el ritmo para salir de aquello que tanto daño te hizo. Dejarlo atrás.
Y en ese camino me encuentro con el frío, con las sonrisas de un niño, con un buen té, con unas piedras con las que tropezar, con trabajo, con unas cañas mañaneras, con miles de kilómetros de distancia, con el nuevo disco de Tachenko, con unas llaves que no funcionan, un par de libros por estrenar, con sueño, un plato de sopa de verduras impresionante, un guiño de ojos radiante, con un buen trozo de tarta de chocolate, una playa desierta, una bolsa de palomitas para ir al cine, una lágrima contenida, el silencio por respuesta y una señal en las montañas nevadas que me dice: "Sigue adelante".
Y eso es lo que estoy haciendo. Seguir mi camino. Sin prisa. Con velocidad. Sin pausas. De Seguido. Como sea, pero con paso firme y feliz.

lunes, febrero 01, 2010

Preguntas



Cuando uno conduce, las canciones suelen ser buenas acompañantes. Mucho más si vas solo delante del volante. La autopista es monótona y da qué pensar. Y si esas ensoñaciones se acompañan con música el cuerpo se acomoda al viaje, al paisaje y todo se convierte en un trocito habitable.
Hace un par de meses cayó en mis manos una joya musical. Era de noche, en torno a las dos de la mañana. Estaba doblando la última curva de la autopista en Altube camino de regreso a Pamplona. Una vez más. Un fin de semana más. Y de pronto, la lista de reproducción de mi Ipod eligió que era el momento de darme este regalo: 'La luna debajo del brazo' de Quique González.

La noche, entre guitarras, me hizo lentamente esa pregunta: "¿Cuándo vas a venir otra vez por aquí?" Y yo quise contestarle. Pero no me salían las palabras. Sólo silencio y estrellas. Silencio y estrellas. Atento a la voz de Quique, a su melodía, "como si fuera a llevarme la luna debajo del brazo".

Y me vi en verano con el coche de viaje por Cádiz como dice la canción. Con mis amigos, riendo entre salitre y cervezas... Me vi en conversaciones trágicas y alegres con cafés y sillas mal colocadas en los bares de siempre... "como si fuera a llevarme la luna debajo del brazo".

"lo tuvimos tan cerca que nunca lo vimos
lo perdimos tan fácil que valió la pena"

Cuántas cosas pasan por la vida de uno de esta manera y nos damos cuenta de lo importantes que son cuando han pasado.

"y ahora quiero llamarte por teléfono
y decirte que aunque no me diera cuenta en aquel momento
aquello fue importante para mí"

Aquella noche fue importante para mí. Y hay días que me acuerdo de aquello que sentí como nostalgia. Y espero. Con emoción y paciencia. Espero pensando a que la noche me vuelve a preguntar entre guitarras "¿Cuándo vas a venir otra vez por aquí?.

(.... i'm coming .....)

sábado, enero 30, 2010

Pasos y muros


Mi vida siempre ha subido y bajado. Cuestas altas de emociones fuertes y grandes bajadas que no me dejaban ver mi objetivo. Andar, andar... siempre buscando un camino menos pedregoso, menos aspero, donde descansar mis pies. Ingenuo de mí...
Estos días estoy caminando despacio reconociendome sobre un firme liso. No quiero más altibajos. Me he propuesto caminar sobre arena suave que me dé tranquilidad. Y aunque a veces me encuentro alguna duna procuro atravesarla con una sonrisa. Las cuestas son inevitables. Para eso somos complejos, para eso somos seres humanos. Pero la manera de enfrentarte a ellas es lo que realmente le hace a uno crecer y no sufrir más de la cuenta. Sé que voy a ver muchos muros en mi vida, muchas pendientes y muchos abismos, pero voy a procurar sonreír más y asumir que van a estar siempre ahí porque como me decía mi amigo D.: "Atravesar un muro es imposible, lo mejor es habitarlo."

lunes, enero 18, 2010

Tranquilidad.


Las ciudades tienen sus formas de ser. Unas son ruidosas y alegres. Otras agresivas pero entrañables; las hay ariscas, sucias, entrañables, nostálgicas..... Para mí Wahington es una ciudad tranquila.
Tras el bullicio neoyorkino, cuando mi cuerpo cansado llego a la capital de los Estados Unidos se adormeció y vivió los días en una tranquilidad. Ya me lo habían dicho, Washington es un lugar en el que todo pasa relajado, no hay prisa. Es perfecto para ir con niños... je,je
Yo no iba con niños, pero he de reconocer que en algunos momentos volví a mi infancia viendo el Museo de Historia Americana o recorriendo los lugares infinitos del Museo de Historia Natural y el del Espacio.
En Washington se puede pasear, respirar, estar tranquilo y conversar con los amigos sin prisa por la hora. En mitad del Mall, la pradera que va desde la Biblioteca del Congreso hasta el Monumento de Lincoln, hay compañeros de empresa que juegan al fútbol en su ratos libres, gente haciendo tai-chi y mucha luz y silencio de ese necesario para recuperar la sonrisa perdida con el paso de los días. Porque el tiempo es importante y aquí, en Washington, la gente lo sabe disfrutar.

domingo, enero 17, 2010

Aviones....


¿A quién no le gusta volar? Vale... A veces da miedo. Lo sé. Yo que tengo vértigo soy la primera persona en decirlo... Pero volar es maravilloso. Es una pena que los aviones tengan tan pequeñitas las ventanas. Con lo que me gusta a mi mirar a través de esos circulitos. Todo pequeño, todo reconocible. Ver los montes, los ríos, imaginarme cómo son los pueblos por los que sobrevuelas. Cómo serán sus gentes, qué preocupaciones tendrán, cómo será su día a día, su vida. Aprender. Aprender. Sobrevolar y observar....
En Washington hay un pequeño homenaje a ese sueño que a todos nos ilumina la cara. En el Museo del aire y del Espacio de la ciudad se encuentra el viejo avión que todos conocemos como el Espíritu de Sant Louis. El auténtico. El de metal con sus tornillos, su soldaduras y sus ruedas y hélices finas que dan miedo.
Allí colgado en las alturas del gran hall, el primer avión que atravesó el Atlántico sin parar es un sueño infantil para todo el que pasa. Cuando entramos al Museo cientos de niños miraban hacía arriba a ese pequeño aeroplano. Había naves, misiles, estaciones planetarias, equipajes, trajes de astronautas... pero este pequeño avión tenía un espacio especial en los corazones de todos. Se dejaba ver y se sentía observado.
Y yo me imaginé montado en él recorriendo sólo los kilómetros bajo el agua del mar pensando si llegaría o no... Y me entró una mezcla de emoción y escalofrío con unos toques de felicidad al pensar en el aterrizaje en París como un héroe infantil, un personaje que había conseguido la proeza de ser recordado por algo feliz y que a todo el mundo le gusta. Volar...

Volar, volar, volar....

viernes, enero 08, 2010

Carreteras


Siempre he sido una persona montada en un autobús. Todos los acontecimientos importantes de mi vida se asocian a este transporte. En él he pasado las horas más tranquilas de mi vida. Mirando por la ventanilla, escuchando mis míticos cd's, leyendo un libro o cerrando los ojos imaginando lo inimaginable, analizando lo hecho y proyectando el futuro.
Autobuses de ida y vuelta. Pamplona, San Sebastián, Madrid, Bilbao, Gijón, Oviedo, Palencia, Granada, Barcelona, Logroño, Burgos, Santander, Zaragoza.... De dos pisos, minibuses... Siempre con prisas, siempre con sueño... Siempre ahí.

Por eso tomar un autobús en Nueva York para ir a Washington no me supuso ningún problema. Es más, fue un aliciente. Salir de Manhattan y ver el Skyline desde New Jersey, recorrer las carreteras de varios Estados, ver Baltimore y recordar la canción que Counting Crows le dedicó a esta ciudad y que tantas tardes de invierno me acompañó...

Autobuses... El medio de transporte de mis sueños. Siempre me gustó sentarme en los asientos intermedios donde no molestar y donde nadie me moleste. Mirar por la ventanilla y dejarme llevar. Y aunque en este viaje nos pusimos en las primeras filas hice lo mismo. Eso sí. Con un libro que me enamoró y me reconcilió con la vida (Gracias Ruth por recomendármelo... tenías razón...).

Y fue más que un viaje. Porque no sabía que cuando llegara a mi destino me iba a encontrar con que una ciudad iba a conquistar mi corazón tan bruscamente: "Y de pronto, Washington." Esa fue mi frase. De pronto en mi vida. Trastocando mis conceptos. Llenándome de paz y felicidad.

martes, enero 05, 2010

Noche de Reyes


¿Te has portado bien? Vale... es una pregunta que a veces es difícil contestar... pero cuando te la hace un niño un 5 de enero en una carroza llena de caramelos la cosa cambia. ¿Te has portado bien? Yo le contesté con un gesto. Una sonrisa luminosa. Y con eso bastó para que ese año se me cumplieran todos los deseos.



Noche de reyes. 5 de enero. Magia e ilusión. Padres y niños se convierten en uno. Todos vivimos aquello que nunca debimos perder: la inocencia. ¡Qué sería de nosotros sin esa fragilidad que nos hace ser buenas personas! Por eso cada 5 de enero renovamos los votos de nuestra inocencia que poco a poco perdemos con el paso de los días y que esos tres personajes nos recuerdan que nunca debimos abandonarla.

Reconozco que tengo debilidad por esta tarde-noche.... Nunca saldré y siempre me iré pronto a la cama. Se me iluminan los ojos cada vez que me ciño la bufanda y los guantes para ver llegar en sus camellos a sus majestades. Ya no les grito. Sólo sonrío. Para eso están los niños de mi alrededor. Yo les hablo por dentro. Ellos los saben. Con eso basta....

¿Me he portado bien? Me pregunto este año... Y yo creo que sí. Eso espero. Esta noche me iré pronto a dormir y mañana comprobaré que las ilusiones y los deseos se empiezan a cumplir. El primero, ver sonreír a los que tengo a mi alrededor. Y eso, seguro que se cumple.

domingo, enero 03, 2010

La secta de la Manzana


Me gusta la fruta. Tengo esa suerte. Como de todo. Las que más las fresas y las cerezas. Aunque la mandarina aplastada en mi boca (lo hacía de niño...) tiene un sabor espléndido. Y las peras maduras me encantan. Sólo le hago algo de ascos al melón y la sandía... Qué le voy a hacer... Pero si me ponen delante un racimo de moras no hay quien me pare. Y además hay una que me fascina sobre todo: La manzana.

Vale. Reíros.... Ya está el friki con su manzana... Pues sí. Soy adicto a la manzana. Si algo me caracteriza es mi fanatismo por la fruta mordida (que no prohibida). Llegó a mi vida en los noventa y el flechazo todavía me dura. Es ver un Mac y se ilumina el alma....Y en Nueva York no podía faltar. En esta ciudad que todo lo tiene, Apple tenía que dejar claro su lugar en la ciudad. Y yo tenía que encontrarlo.

Nos lo topamos frente a Central Park en la Quinta Avenida... dónde si no. Un edificio subterráneo lleno de ordenadores, gente joven que reía y hacía cola para probar el nuevo Imac. Para entrar había que bajar unas escaleras circulares que te alejaban del mundanal ruido. Yo caí en el agujero feliz y compré... cómo no... Adquirí una funda para mi Ipod que uso todos los días y que tanto me ayuda a llevar el día a día...

Apple es mucho para mí. Más que un ordenador. Es una forma de ver las cosas... Los que compartimos este gusto sabemos de lo que hablamos y nadie más nos entiende. Por eso somos "secta" como me dice mi amigo Juan Carlos (algún día abandonarás el PC... verás).

Cuando fui a pagar el artilugio, la muchacha que me cobraba miró sorprendido mi tarjeta de crédito... Yo le dije.... "From Spain, Pamplona!" Y el sonriente me dijo sin dudar "Oh yes!!! San Fermín!!!!" Sus compañeros de al lado se empezaron a reír. Al final, después de darme la tarjeta, me dijo sonriente "adiós pamplonies..." Y yo ni corto ni perezoso le dije: "Agur!" No sé... Ella se quedó sorprendida. Pero la cola apremiaba y no hubo tiempo de explicaciones. Me fui solo con una sonrisa de oreja a oreja a la búsqueda de mis compañeros de viaje. Y abandoné la cola una vez más... enamorado de la tienda Apple... y de formar parte de la secta más maravillosa del mundo... La secta de la manzana...