martes, septiembre 20, 2011

Gris

A veces me siento como en un círculo sin fin. Un círculo mágico como ese del que hablaba Ana en 'Los Amantes del Círculo Polar', una de mis películas fundamentales... Y en septiembre ese redondo toma un color. El gris. Porque me gusta mirar la belleza de lo gris. Del silencio gris. Ese color que entristece a muchos.
El gris es un color de septiembre. De cambio de estación. De chaqueta y silencio. De paseos de domingo pisando hojas. De ojos que miran pidiendo paz y descanso tras un ajetreado verano de luz y color. Ese maravilloso verano que ya pasó.
Porque este gris es necesario y vital. Aunque uno lo quiera aceptar. Te ayuda a creer en ti. A recuperarte. A situarte en un nuevo lugar que nada tiene que ver con el que dejaste con los primeros calores. Gris de otoño. Bonito gris que cada día te da más sabiduría.
Este fin de semana estuve en Francia. En Las Landas. Un lugar precioso cerca de la frontera con España. "Un lugar lleno de pinos y ¡más de 60 kilómetros de playa!", así se lo explico a todo el mundo y sonríe asombrado imaginando lo solitario y majestuoso que puede ser ese sitio. Allí descansaron mis ojos en un lago precioso. Otoñal. Silencioso.
Sus aguas están tranquilas. Ha llovido mucho y ahora solo huele a humedad y atardecer. Los patos nadan relajados y apenas un par de pájaros silban sus canciones que suenan a despedida. Y yo estaba allí. En el embarcadero más triste y bello que he visto en mi vida. Maderas gastadas pero firmes ofreciendo un horizonte de agua e incertidumbre. Dan ganas de correr y saltar.... o quizás quedarse en sus maderas. Viendo pasar el tiempo, recordando el verano feliz. Sonriendo interiormente. Como lo hacía Ana en 'Los amantes del Círculo Polar' viendo el atardecer eterno... Deseando que empiece a oler a leña, a castañas, a ropa húmeda... Que el gris venga completamente...Que venga otra estación en definitiva. Otoño.