martes, junio 14, 2011

Postales

Aquí al lado, mirando hacia abajo, dos amigos me han escrito unas letras en una preciosa tarjeta de cartón dibujada. Y digo que hay que mirar hacia abajo porque hay que atravesar la tierra, llegar al núcleo, volver a subir y emerger en Australia para ver el origen de la postal: Las antípodas.

Pequeños cangrejos... ¡Gracias por la postal! Fue una alegría tremenda abrir el buzón de la casa que os aguarda en Logroño y ver que esta vez no había una carta para vosotros sino para mí. Esta vez sí. Es para mí

Y como siempre, llegásteis en un día que necesitaba algo de sol. No tan fuerte como otras veces. Eso quedó atrás... Pero ese día me venía bien sonreír y sentirme querido. Lejos, cerca... qué más da.

Las postales son uno de los mejores inventos del mundo. Se compran con ilusión. Se escriben despacio pensando bien lo que se dice. Se garabatean todos los espacios reducidos. Se firman y se olvida que miles de ojos indiscretos puedan leer aquello que hemos contado... Y viajan. En sacas, por avión, tren, barco, bicicleta... Viajan. Que es lo mejor que puede hacer una persona. Viajar. Ver sitios, fotografíarlos, soñarlos, recordarlos y contarlos a los que nos quedamos aquí esperando el regreso, y formar así, aunque sea, parte de esos lugares con vuestras palabras.

Cangrejillos... Querría deciros muchas cosas. Que me acuerdo de vosotros todos los días. Que os trato de cuidar esto lo mejor que puedo como me cuidáis a mi con esta postal. Que ya estoy como loco pensando en San Fermín.... Y que 'A.' especialmente a ti, quiero decirte que aquel fin de semana en Gijón fue tan bonito que todavía me acuerdo y guardo como uno de los momentos por los que vale la pena seguir confiando en eso que llaman amigos. Gracias... una vez más.