sábado, febrero 09, 2008

Frases y silencios

Hay una chica a la que quiero mucho. Su sonrisa despistada, su mirada intensa, su voz quebrada que cuando la escuchas sientes paz inteior... Se llama Ruth. "Mi Ruth". Hemos vivido multitud de cosas juntos con forma de bucle, un ir y venir. Nos alejamos y el destino nos une. Pamplona, San Sebastián, Bilbao... No nos llamamos mucho, pero cuando escucho ese "Qué tal guapo!" la siento tan cerca como cuando nos sentabamos a contar las horas en los destartalados sillones de nuestro piso de San Inazio. Y Ruth, que además de bella persona tiene un gran corazón y una prodigiosa escritura nos ha regalado a los que tenemos el placer de conocerla un texto digno de los libros que uno nunca puede dejar de leer para ser persona:

"Alguien me dijo una vez que buscaba una frase para vivir, aunque fuera de alquiler. Yo he vivido en muchas frases, entre párrafos, o escondida en algún poema, pero ahora sólo me apetece hacer las cosas bien, sin resguardarme en ningún folio. Últimamente recuerdo mucho una vieja sentencia: Una persona da su verdadera talla cuando nadie le mira, cuando sólo le guía el sentido del bien y del mal. En esa soledad, quiero caerme las veces precisas, dolerme y curarme, salvarme en los viajes y en los lunes que empiezan con lastres. Que en vez de vivir en las frases, las frases vivan conmigo, salgan fuera, se liberen y exploren sin miedo. En este principio de 2008, tengo que decir que hay que ver Lejos de ella, y quedarse en la sala de cine hasta el final, escuchando la versión de Helpless de KD Lang. Se ha ido Ángel González, y debo recordar a ese chico excepcional que descubrió su mirada -tan joven- y me regaló una dedicatoria que nunca leí. (Escucho tu silencio. Oigo constelaciones: existes. Creo en ti. Eres. Me basta."

Cuando leí este texto me sentí reconfortado. En paz. Una vez más, "mi Ruth" había tocado mi frágil persona. Ha sido un soplo de paz en una semana dura. De despedidas, de nieblas en mi ciudad, de fríos, examenes y trabajo... mucho trabajo.
Gracias Ruth, espero que no te enfades por colocar este texto en mi blog, pero es que creo que merece la pena que la gente disfrute de tu don. Mañana mismo voy a ver Lejos de ella y me quedaré hasta el final del film acurrucado en mi butaca, como me gusta ver el cine. Fijar los ojos en la pantalla y sentir que esa historia que se cuenta es tuya. Nada más que el cine y uno mismo con sus pensamientos. Y en silencio. Sin que nadie note mi presencia, como tú dices... es el momento en el que uno realmente sabe cómo es.


2 comentarios:

Unknown dijo...

Ambos teneis ese don, parais por un momento los momentos... GRACIAS por compartirlo.

Anónimo dijo...

"Una persona da su verdadera talla cuando nadie le mira"... Ummm... ¡Eso va a ser una gran verdad! De esas que todo el mundo siente pero sólo pueden poner en palabras grandes cantautores y alrededores... (O quizás es que acabo de volver del Pay Pay y todo me suena a canción de autor). Pero el caso es que pienso que todos somos un poco asi. Cuando estamos delante de depende que gente, somos de un modo u otro, nos sometemos al juicio... Sólo somos nosotros mismos cuando creemos ser invisibles para los demás. Debería ser genial tener esa capa de invibilidad a lo"señor de los anillos" (dioooos soy al gran friki, acabo de deducir) y por desaparecer del mundanal ruido.. aunque... se puede hacer... Yo cuando no quiero que me vean , simplemente no me pongo lentillas :P... Como yo no veo bien al resto.. Supongo que ellos a mi tampoco... :P Cosas de cria grande. Por cierto, no mientas... El exilio se puede hacer duro al principio, pero no tiene xq estar tan mal...