lunes, junio 28, 2010

Esperas


Ando estos días algo despejado. Pasé un bache pequeño a principios de mes pero el camino vuelve a ser recto: Ahora sale el sol. Sonrío por las mañanas. Me calzo las zapatillas para hacer deporte. Leo libros en la terraza. Conecto el Ipod. Como manzanas. Piso la arena y estreno menorquinas. Llamo a mis amigos por teléfono y hago mermelada de cerezas.
Y sé esperar.
Que es lo más importante ahora mismo. Esperar. Esperar...
Esperar a que llegue julio con sus derroches de felicidad. Sus noches veraniegas con olor a mar. Sus fiestas. Sus viajes y la tranquilidad de saber que mañana será un día diferente.
Ya lo decía el calendario de la cocina de mi casa. Ese que coloca mi padre cada año encima de los trapos y las cucharas de palo que usa mi madre. El almanaque que de pequeño me empeñaba en arrancar sus hojas mientras desayunaba galletas. Mi madre me reñía, pero a mí me gustaba ver los números correr rápido. Y aprendí a arrancarlas despacio para guardar las octavillas que luego leía mi padre por las noches.
Ese calendario, mientras desayunaba el viernes 18 volvió a mí para darme una lección. Entre santos y predicciones erróneas del tiempo decía: "Sólo el que espera vive" Unamuno.

Pues eso. Esperar. Vivir. Esperar. Y proyectar en la espera sabiendo que la espera también hay que vivirla.

viernes, junio 18, 2010

Felicidades

Hoy vas a cumplir tres añitos y te quedan tantas cosas por ver.... Ya no eres esa cosita frágil que se apresuraba a salir antes de tiempo. Que nos tuvo a todos en vilo durante semanas. Ahora eres un niño sonriente que pasea su felicidad allá por donde va. Que grita y corre. Habla y corre. Piensa y corre. Besa y corre. Da la mano y corre... y nosotros detrás.... corriendo.

¿Qué sería de nosotros sin ti? Como cada ser que pasa en la vida de uno, ocupas un lugar fundamental. Necesario para explicar el camino que nos toca. Eso nunca lo olvides. Ahora quizá no te des cuenta. Es más, seguro que ni sabes que alguien está usando un ordenador (eso que para ti es la ventana para ver a Bob Esponja, Rayo McQueen o Pocoyó) para hablar contigo y contarte un par de cosas: Que tu eres importante. Que llegaste para abrirnos caminos de felicidad a todos los que te rodeamos y recuperar viejas promesas, viejos sueños y nuevas esperanzas. Pusiste una sonrisa en nuestras vidas.

Hace tres años, a eso de las tres de la tarde recibí un mensaje con tu cara en móvil mientras comía en un acto en Avilés. Tu primera foto. Hablaba en el estrado uno de mis jefes y yo, sentado en mi mesa empecé a sonreír abiertamente. Una de las personas que más me ha enseñado a sobrevivir en la distancia se dio cuenta y me dijo: "¿Ha nacido ya?", yo le conteste con un si sin palabras. Mi cara iluminada lo decía todo. Y ya no pude probar bocado. Sólo miraba mi móvil.
No me pude quitar esa foto tuya de la cabeza en toda la semana. Aprovechaba cualquier momento para mirar de nuevo esos ojitos cerrados y creerme que eras real. Y pensaba: '¿Qué estará pasando por esa cabecita tan inocente?'
Imaginaba tus neuronas trabajando rápidamente descubriendo todo lo que rodeaba, emocionándose con un color, un sonido, un olor.... llegando al mundo y transformándolo para que todos los que te rodeamos lo sintamos como más habitable. Más humano.

Felicidades Julen. Tu tío te quiere.

lunes, junio 14, 2010

'Voy a hacerte recordar'

Los recuerdos. Vienen, van... te lastiman, te ayudan... En mis lecturas de primavera los recuerdos han estado presentes. Como siempre. Y en mis canciones de temporada también, ¡Cómo no!... Esta canción me tiene enganchado desde que la escuché.



"Voy a hacerte recordar
lo que no quieres ser
lo que eres sin querer
lo que ya no podrás hacer.

Voy a hacerte recordar
lo que ya no será
lo que ya no tendrás
lo que ya no podrás tener

Dormir bajo un cielo, estrellado y sincero
regalarte el mundo entero
ser el único el primero.

Voy a hacerte recordar
que no eres de verdad
que no eres nadie ya
que ya nunca nadie serás

Voy a hacerte recordar
lo que ya no será
lo que ya no tendrás
lo que ya no podrás tener

Dormir bajo un cielo, estrellado y sincero
regalarte el mundo entero
ser el único el primero
el centro del universo
el corazón y el cerebro
ser la magia
ser el mundo entero."


Los recuerdos... esas pequeñas espinas que nos acompañan y de vez en cuando se clavan en nuestros pies para avisarnos de qué es lo que queremos ser, qué es lo que somos... Están siempre ahí. En forma de dolor, en forma de alegría...

La versión acústica de la Habitación Roja es preciosa. Ya tengo ganas de verlos en Alburquerque!!!

domingo, junio 13, 2010

'La lloca'




Hay en Gijón una estatua a la que tengo especial cariño. Es verde, arrugada y mira al horizonte. Mira al mar. Está sola, pero a la vez siempre acompañada. Por viandantes, por el sonido del mar o en el recuerdo de los que la vimos alguna vez. La llaman 'Lloca', 'La lloca del Rinconín': 'Lloca' porque mira al mar con su mano alzada recordando a los que se fueron con la esperanza de volver; y 'Rinconín' porque se encuentra en el paseo más bonito de la ciudad.

La primera vez que la vi fue en una foto. Tenía un pie dañado por la salitre y en el trabajo explicabamos el proceso de restauración. Y ya me cautivó. La de veces que he ido a verla con mi bicicleta para mirar junto a ella el horizonte. Y me relajaba mucho, me hacía sentirme pequeño en la inmensidad del mar.

Pero el domingo pasado mi visita fue especial. Hacía un sol esplendido y estrenaba Ipod y chaqueta. Sonaba algo alegre en mis cascos y el sol brillaba en Gijón. Cuando dejé la bicicleta y me dispuse a sentarme frente a los acantilados, un padre con un hijo se acercaron a pedirme que les hiciera una foto. Como no quería hacerles un contraluz, les dije que se movieran para sacar además así la mejor vista de Gijón. Pero ellos no querían. Querían una foto en la que la mirada de la 'Lloca' fuera la protagonista. Se la iban a enviar a su mujer que estaba en Afganistán. Querían que ella viera que tanto ellos, como la 'Lloca' se acordaban de su sonrisa. Yo no sé si me tomaban el pelo, porque parecía demasiado poético y casual para que me ocurriera a mí. Insistí que si querían que se viera la cara había que moverse. Pero no cedieron. Así que yo les hice la foto a contraluz. Los dos con una sonrisa. El papá agarrando al niño de la mano que no movía ni una pestaña: "¡Un, dos, tres... patata!"
Y claro la cara de la estatua no se reflejó. Le hizo sombra el sol radiante. Y yo les enseñé para que vieran que era mejor repetirla. Pero no quiseron. Ya tenían lo que querían. Su foto con la estatua favorita de su mujer. Un 'Lloca' que no se la veía triste y quise pensar que así la mujer cuando recibiera en su correo la foto imaginaría que los tres sonreían para hacerle más feliz la lejanía.