martes, octubre 04, 2011

semillas


Hace un año, por estos días de otoño planté una semilla que durante todo este año ha estado creciendo. Poco a poco. Con las lluvias de octubre, aquel 31 de octubre lleno de agua, fue cogiendo cuerpo. Luego llegó noviembre, las nevadas de diciembre. Frío y algo de incertidumbre... pero la semilla fue creciendo.
Y no voy a hablar de la primavera más que lo justo, que fue muy intensa y bonita. Ni de el verano eterno de sol, conciertos y pulseras... Porque el año casi ha pasado. Y ahora, sentado delante de este ordenador siento que la semilla sigue creciendo. Que le queda mucho camino por recorrer.

Por eso hace quince días, en el último fin de semana del verano, recogí en Francia una bellota que cayó a mis pies. Y tras dar gracias a que no me diera en la cabeza, seguí el consejo del padre de un amigo: "Guárdala cuidadosamente en el bolsillo pequeño de tu pantalón. De vez en cuando tócala y comprueba que se va secando lentamente. Y cuando se agriete y al moverla oigas la semilla, entonces plántala y cuidala. Verás como te da suerte."

Y aquí estoy. Plantando de nuevo. Un año después, una nueva semilla. En tierra firme. Durante estos quince días ha sido mi fiel compañera en el pantalón y ahora tiene un lugar nuevo en una maceta. Y pienso verla crecer. Esperando que me de suerte. Mucha suerte...

1 comentario:

Dos dijo...

Suerte la nuestra por tenerte.