martes, septiembre 25, 2007

Gatos en Estambul


El gato es un animal viajero... Nunca te puedes fiar de uno. Te miran con esos ojos que se iluminan hasta en la oscuridad y no sabes si te piden algo, se compadecen de ti o planean su próximo viaje lejos de tu lado.
Estambul es una ciudad de gatos. En cada esquina un pequeño felino te espera con su mirada atronadora. Ya sea en los cementerios de la ciudad, comiendo la basura que se desperdiga en alguno de los callejones o paseando señorialmente frente a la Mezquita Azul. Me sorprendían y me provocaban ternura.
La primera noche que estuve en la ciudad del Bósforo, cuando regresaba al hotel vi a esta parejita en uno de los cementerios que se esparcen por todo Estambul. Resguardados tras una enorme reja de metal podían ver Santa Sofia y todo el ajetreo de una ciudad que no descansa...
Me los imaginé viajando y escapando de mi mirada, como la mayoría de los gatos que he conocido. Pero estos se quedaron quietos. Sus ojos brillantes me siguieron. Fijos en mí. Mostrando la nostalgia de Estambul, su amargura... Y fui yo el que se marchó.
Desde ese momento supe que esta ciudad iba a enseñarme muchas de sus caras en los ojos, la mirada de sus ciudadanos humanos y no humanos...

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