lunes, mayo 07, 2012

Anclajes


Lo conozco desde hace unos años. La primera vez que lo vi no me hizo gracia, me pareció el típico engreído que todo el mundo admiraba. Cuánto me equivoqué... Nunca hay que fiarse de la primera impresión. Nunca. Siempre suele ser equivocada si vas con prejuicios por delante.

La segunda vez que lo vi, en un chigre a la salida del curro, pasé a admirarle y quererle como a un hermano.

Porque siempre ha estado ahí. Siempre con su sonrisa inmensa. Sus ganas de comerse el mundo y de vivir. Y aunque pasó baches, como todos en esta vida, su mirada vuelve a ser de las más brillantes que conozco.
Mi 'hermano maño' tiene como yo un blog. Pero el suyo es mejor. No cabe discusión alguna. Se llama 'Remartini'. Con él me he alimentado de su presencia en la distancia. Él vive cerca del mar y yo regresé a mi tierra. Por eso, para saber de él y de sus cosas, además de nuestras citas telefónicas, de fin de semana, y de algún que otro eterno festival de felicidad... acudo a su blog. Y leyendo sus líneas como, río, bailo y aprendo con él.

El otro día escribió esta perla. Esta valiosa perla dedicada a su sobrina y ahijada Daniela:

-Bueno, escucha, Daniela: empieza a buscarte ya evidencias de felicidad como éstas. Te lo digo porque te quiero y como padrino tuyo que soy. También te digo que si cortas una loncha de sobao de tres o cuatro centímetros de grosor, le pones encima otra de micuit, y salpicas un poco de sal Maldon y de confitura de naranja amarga, o de una salsa sabrosa que tengas por casa, te caes de espaldas, pedazo de tosta dulce y salada la que te zampas. Pero hasta que sepas prepararla, recuerda: en el futuro necesitarás anclajes, para superar los males y sobre todo para compartirlos con la gente a la que quieras. Un libro, un bar, una receta, una marca de magdalenas: lo que sea. Pero que sea tuyo y que siempre te puedas agarrar a su realidad

El mundo se paró. Y quise tenerle cerca para darle uno de esos abrazos que se merece la gente que dice algo importante, algo que te trastoca y te hace ser vulnerable. Y me sentí afortunado. Una de las personas más afortunadas de este mundo por concer gente así.

Y no me cuesta decirlo hoy, tras un viaje maravilloso a París, un nuevo proyecto personal, una primavera que le está costando llegar y unas ganas enormes de que llegue julio para volver a Alburquerque y su felicidad; que él es uno de mis "anclajes".

De mis sencillos y necesarios "anclajes"

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