jueves, febrero 18, 2010

Direcciones



Llevo unos días repitiendo la misma dirección en mi cabeza: "Siempre hacia adelante. Siempre hacia adelante". ¿Hacía qué lugar? No importa. Hacia adelante. De momento lo importante es seguir y no perder el ritmo para salir de aquello que tanto daño te hizo. Dejarlo atrás.
Y en ese camino me encuentro con el frío, con las sonrisas de un niño, con un buen té, con unas piedras con las que tropezar, con trabajo, con unas cañas mañaneras, con miles de kilómetros de distancia, con el nuevo disco de Tachenko, con unas llaves que no funcionan, un par de libros por estrenar, con sueño, un plato de sopa de verduras impresionante, un guiño de ojos radiante, con un buen trozo de tarta de chocolate, una playa desierta, una bolsa de palomitas para ir al cine, una lágrima contenida, el silencio por respuesta y una señal en las montañas nevadas que me dice: "Sigue adelante".
Y eso es lo que estoy haciendo. Seguir mi camino. Sin prisa. Con velocidad. Sin pausas. De Seguido. Como sea, pero con paso firme y feliz.

2 comentarios:

David dijo...

Sigue pues. Batallas no han de faltar.

dos dijo...

Y una pulsera.
Un beso urgente.