viernes, noviembre 19, 2010

Tranqulidad y bengalas


La vida son chispazos. De alegría, de tristeza, de deseos, de sueños. Ya me lo dijo mi amiga 'T' una mañana entre vinos esta semana. "David, la vida son como chisporroteos de esos como los de las bengalas". Y tenía razón. Todo va rápido, suavemente rápido y nos sorprende. Lo que parecía imposible, surge con una llama luminosa. Lo admiramos con los ojos bien abiertos y poco a poco se va esfumando para quedarse como realidad en nuestro interior. Lentamente.

'T' también me dijo entre sonrisas que me notaba con otra mirada. Y yo me ruboricé. "Has recuperado algo de esas chispas graciosas que salían de tus ojos cuando te reías por cualquier tontería. Vuelves a ser el de antes". Y no sé... puede ser cierto. Porque me encuentro tranquilo. Voy poco a poco. Me ilusionan las bengalas de nuevo como antes, me río ante el frío y pongo buena cara a los problemas. Si alguien me dice algo malo, procuro no interiorizarlo más de la cuenta. Si vienen lluvias, pongo el parabrisas o abro el paraguas. Si viene día despejado, hago caso a Algora y pongo 'mi mente al sol'...

Las bengalas han vuelto a mí. Y que no se vayan. Nunca más.

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