domingo, noviembre 07, 2010

Como hojas...



Hoy es domingo por la tarde. En la calle llueve y huele a castañas asadas... es normal... estamos en noviembre, en otoño. Y hace viento. Un poco. Los árboles van dejando el suelo perdido de hojas. Amarillas, rojas, marrones... combinadas con las aceras blancas o negras queda muy bonito.
En La Taconera, uno de los parques más bonitos de Pamplona, un par de niños juegan por los jardines y le han pegado un par de patadas a un montón de hojas que el barrendero ayer debió haber dejado preparado para recogerlas esta noche. Y las hojas vuelan. El viento las lleva lejos. Diez metros. Cien metros. Lejos de mí. Mil metros. Lejos...
Miro hacia el cielo. Veo como vuelan. Algunas lejos, otras se quedan en seguida en el suelo. Y en mi cabeza empieza a sonar el rasguido de la guitarra y el repiqueteo leve de los tambores de una canción de Love of Lesbian. Meto las manos en mis bolsillos y pienso en ella...
"Ahora me escondo y te observo y te puedo decir..
yo mataré monstruos por ti
sólo tienes que avisar..."
Me fijo en una de las hojas. Discreta cae junto a mis pies. A mí, que siempre me ha gustado coger hojas y meterlas entre los libros, dudo esta vez si guardarla. Es demasiado grande y está muy seca. Se rompería. No es buena idea.
"Hoy lo he vuelto a notar..
Cada nube es un plan...
Se transforma al viajar...
Y no me pesa y se va...
Somos nubes no más..."
No es buena idea porque además ha volado hasta mis pies. Buscando un plan. Buscando su sitio. Y no sé si un libro de segunda mano es su lugar. Si busca desintegrarse para alimentar al campo, si busca ser pisoteada, si quiere volar... volar...
"Como hojas que danzan al viento así
nos elevará el tiempo y nos hará rodar y rodar y rodar y rodar..."
Esta tarde me siento como una hoja que quiere rodar y volar buscando nuevos planes, nuevos proyectos y nuevas ideas. Que unos niños me lancen como las hojas al cielo.

"nunca hay final, no hay final, no hay final no es verdad..."

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