domingo, octubre 25, 2009

Tristes esquinas, tristes aceras.


Lo mataron aquí. Un 8 de diciembre. Cuatro tiros por amor, por locura... no sé... Sólo sé que fueron cuatro tiros los que impactaron en John Lennon cuando salía de casa. Cuatro balas certeras. El cuerpo tirado en el suelo y el mito vuela por los aires de Manhattan.

Es la acera más triste de Nueva York. Un bordillo circular que nadie pisa por respeto a Lennon. Lo pude comprobar en el rato que estuvimos frente al edificio Dakota (llamado así por el indio que tiene en la fachada principal). Tiene algún desconchón arreglado con cemento y restos de gravilla. Pero eso sí, está limpia. Reluce. Ni un papel, ni una pintada, ni un ramo de flores. Es la entrada de una vivienda de lujo pese a ser un lugar de culto para los amantes de la música.

La casa de Lennon estaba frente a Central Park, y allí su viuda instaló un pequeño monumento de rosas con el símbolo de la paz que nos recueda a John. Todo íntimo y a la vez trascendental...
Pero esta acera gris es muy simple. Sólo el cartel de "prohibido el acceso" del edificio es un elemento extraño. Cuando llegamos dudamos de si este era el lugar, pero el portero nos miró con cara seria y antes de respondernos ya sabíamos que era aquí. Tan cerca de nosotros. Este lugar...

Los turistas se quedan parados frente a él. Incluso algún neoyorkino que pasa por la calle con ritmo seguro. Con mucho respeto unos miran al cielo, otros a su interior y se agarran a la persona que tienen a su lado o a sus recuerdos y sus vivencias. Todos en silencio y con cara triste.
Porque este es un lugar especial. Muy especial. Incluso el que odie a los Beatles, no le hagan demasiada gracia o sea más de los Rolling Stones sabe que aquí se cometió una injusticia. Mataron a un hombre. Mataron una parte de nosotros.

No hay comentarios: